miércoles, 5 de diciembre de 2012

Cáritas

Mujer e inmigrante son dos términos que definen a un sector excluido de la sociedad.
La pobreza y la exclusión social tiene rostro de mujer inmigrante sin papeles. Así lo reflejan los datos de las 243 memorias presentadas por los equipos de las parroquias. De todas ellas, 215 destacan que su trabajo se centra mayoritariamente en mujeres. Esta información muestra también el gran peso que tiene la población extranjera que acude por problemas de exclusión social a solicitar ayuda.

El 71% de los usuarios de Cáritas parroquiales no son españoles. La cifra es similar al 73% de 2004 y algo inferior del 81% de 2005. Sin embargo, en este año se desarrolló el último proceso de regularización, lo que explica el aumento de usuarios extranjeros.
Uno de los programas más conocidos en la atención a los extranjeros que puso en marcha Cáritas en 2006 fue la Casa Belén, el centro de acogida que se abrió durante el invierno y la primavera pasada para alojar a inmigrantes que duermen en el antiguo lecho del Turia, bajo el puente de Ademuz en Valencia. Este año, como recordó Vicent Andrés, coordinador de acción social, se volvió a repetir la experiencia pero como albergue. Y, aunque la decisión de repetir "se suele decidir en el último momento", Andrés indicó que "todo parece apuntar a que la situación no cambiará".
Los responsables de Cáritas incidieron en los problemas que tienen los inmigrantes para buscar alojamiento, especialmente aquellos que no tienen documentación. Denunciaron los abusos a los que son sometidos, como las falsas empresas de inmobiliaria que les venden listados con domicilios inexistentes, y las reticencias de la población en alquilar sus viviendas a estas personas. Ante estas dificultades, la directora de Cáritas, Concha Guillén apeló directamente a "promover la acogida" a los inmigrantes. "Algo habrá que hacer entre todos, hay mucha vivienda vacía", comentó.
Dentro de las acciones destinadas a atender a la población inmigrante, la entidad católica mantiene el programa Jere-jere, que atiende a mujeres, fundamentalmente llegadas de Nigeria, que se dedican a la prostitución. 
Algunos datos relevantes del desarrollo del Programa Jere-jere son: 
• Su actuación se ha dirigido a mujeres en la prostitución de origen subsahariano (nigerianas), en situación irregular,  sin patrón de consumo de drogas y con una media de edad de 25 años. 
• El número total  de atenciones ha sido 1.774 (una misma mujer pude ser receptora de distintas atenciones).  
• Un elemento fundamental para la intervención es el trabajo en la calle con una presencia constante (2020 contactos en el trabajo de calle) y la importancia del  acompañamiento personalizado (temas sanitarios, jurídicos, escolares, visitas domiciliarias, itinerarios personalizados, etc.). 
• La intervención en el  área de salud es la más solicitada, especialmente  en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y hábitos saludables (217 intervenciones), pero constatan que la intervención en el proceso de  documentación y regularización de permisos de residencia y trabajo es imprescindible para empezar a romper su círculo de marginalidad y dependencia de  las mafias (132 intervenciones).  
• El escollo del idioma y del bajo nivel de instrucción hace que sea muy difícil la incorporación al mundo laboral y no facilita su integración social (24 acompañamientos en el proceso de formación previo con entidades del ámbito laboral). 
• Destacan en su intervención los buenos resultados  de la incorporación de las 2 mediadoras de salud y el trabajo en red con otras instituciones: CAST, Delegación de Gobierno, Villa Teresita, Médicos del Mundo, Servicios de Infecciosos del Hospital Dr. Peset, Proyecto Mare...
• Como datos significativos después de estos 6 años  de trabajo, destacan que un total de  185 mujeres están insertadas socialmente  ya que han dejado de ejercen la prostitución y cuentan con medios de subsistencia propios o proporcionados por sus parejas. Consideran que la incorporación al mundo laboral normalizado  es una vía fundamental para la autonomía e integración  social de este colectivo de mujeres en la prostitución callejera. Han iniciado en este ejercicio estrategias realistas de colaboración con el mundo empresarial, buscando recursos formativos adaptados a sus posibilidades, teniendo  expectativas de conseguir inserciones laborales más estables.

Cáritas tampoco olvida a la población reclusa. Una de las actividades que desarrollan consiste en diseñar actividades para presos extranjeros que carecen de raíces y apoyos sociales en España. Además, existen diez equipos de orientación jurídica para inmigrantes dedicados a atender sus necesidades administrativas, fundamentalmente relacionadas con la obtención de documentación.

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